DECISION ZERO – UN FUTURO MUY PRESENTE

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Podemos hacer una lista con un sinfín de buenas razones para adoptar en masa estos algoritmos:

  • Simplifican nuestra vida, vivimos mejor cuidándonos más, en ocasiones nos sentimos protegidos del riesgo de padecer enfermedades, del terrorismo, de la delincuencia…
  • Remplazan las debilidades humanas por la fiabilidad híper productiva de las máquinas y la objetividad de los programas calculadores…
  • Adaptan en tiempo real la estrategia de las organizaciones y de los recursos humanos.
  • Pueden proteger a la sociedad de los riesgos, hacer que el cuerpo social sea más homogéneo y más obediente, más unido a la productividad…

Bajo esta visión, la innovación en los usos digitales siempre se presenta como una forma de progreso social, incluso de progreso para la Humanidad.

 

‘Decision Zero’ para estar siempre a punto

Mientras que los ciudadanos están vigilados por las nuevas naciones (Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, Pinterest, …), todos intentamos escaparnos de la inexistencia anónima y la marginalidad. Existo porque estoy en contacto con la actualidad, con mi network de contactos produzco likes, comentarios y posts. Ser un miembro activo en las redes sociales se ha convertido entonces en algo casi obligatorio para sentir que uno existe a ojos de otros.

Pero ¿qué ocurre durante mi ausencia? Abandonar mi puesto en Internet es inconcebible. ¡Sería como una pérdida de categoría! Afortunadamente, existen inteligencias digitales que tuitean, cuelgan posts y dan a like en mi lugar.  Incluso cuando estoy totalmente ausente, como pasa con Dadbot, un chatbot creado por James Vlalos, periodista americano, que permite que los hijos hablen con su padre difunto a través de Facebook Messenger.

Sin ir tan lejos, otros servicios digitales como paper.li o ready4social animan tus espacios virtuales en tu lugar de manera completamente autónoma.

 

‘Decision Zero’ para convertirse en líder

Otro motivo por el cual aceptar la ‘Decision Zero’ es el deseo de poder.

Soy consciente de mis debilidades humanas: lentitud a la hora de pensar, lógica emocional, prejuicios, ideología… además de mis límites para almacenar las informaciones, es decir, memorizarlas.

Si no me importa que “otros” tomen las decisiones por mí, tendré más posibilidades de ser el ‘mejor’. Seré mas competitivo ante mis oponentes que todavía pretenden confiar solo en su cerebro biológico… hasta que acaben equipándose como yo, de un coach digital.

El nuevo reto Humano-Máquina es el siguiente: decidir si dejo mi poder de toma de decisiones para ser una perfección competitiva de carne y hueso.

LA TENDENCIA “DECISION ZERO” CONLLEVA CONSIGO DOS RIESGOS

 

Riesgo de despersonalización:

Muchas aplicaciones ‘populares’ son productos mass market. No solo les delegamos la toma de decisiones, sino también toda originalidad personalizada, las particularidades culturales y la identidad. Los modelos utilizados para decodificar nuestras más ‘profundas intimidades’ fisiológicas y psicológicas, para que las aplicaciones decidan una acción, no se adaptan siempre a todas las culturas, perfiles y circunstancias.

Un ejemplo que describe este argumento es el experimento “Amoral Machine”, un coche fuera de control. Este experimento describe las 11 situaciones a tener en cuenta antes de que se programe la IA. La máquina debe elegir entre atropellar a una persona o un animal, un número mayor de personas o un grupo más reducido, hombre o mujer, hombre rico-hombre pobre, sabio o enfermo mental o incluso a un bebé o a un anciano

¿Cuál sería la elección, por ejemplo, con la última situación, dependiendo del país o el continente donde uno ha crecido? En el mundo occidental, se salvaría al bebe, en China se salvaría al anciano y en Japón se contemplaría el suicidio antes de enfrentarse a la situación de matar a un ser humano.

Quizá debamos tener cuidado en lo que respecta a la decisión cero que excluye poco a poco al ser humano del proceso de decisión de manera universal. ¿Un latido de corazón se parece a otro latido? ¿El lenguaje en el que hablamos aquí es realmente universal? ¿Se nos incita a una modelización única, un estándar universal del comportamiento y del lenguaje para que las I.A. puedan entendernos más fácilmente?

Riesgo de una desvalorización:

Con tal de no afrontar la cuestión, posponemos a un día hipotético y lejano la pregunta «¿quién va a tener el mando? ¿Quién va a ser el dueño entre los humanos y nuestras criaturas digitales?”. Aunque la pregunta ya se haya formulado, permanece en nuestros bolsillos, en nuestros smartphones y el uso que hacemos de ellos ya es el principio de la respuesta.

El uso de unos algoritmos decisorios (lo cual ya es una realidad cotidiana para muchos de entre nosotros) es en sí la aceptación implícita de que los algoritmos han sobrepasado al ser humano hoy en día en algunas áreas. Camuflamos este hecho llamándolos ‘asistentes’ digitales y robots ‘a nuestro servicio’, pero ya nos estamos preparando para ceder el poder a las inteligencias artificiales.

 

¿Hasta dónde ir con la ‘Decision Zero’ humana?

La tendencia a la ‘Decision Zero’ puede verse desde dos perspectivas:

Para el individuo particular, ciudadano o consumidor es una oferta de servicios digitales user friendly cada vez más extensa, servicios disponibles (normalmente gratuitos) para simplificar nuestra vida y realizar elecciones optimizadas. Para el trabajador, independiente o asalariado, es una ventaja para evaluar de manera más objetiva, un acceso a los peritos y expertos más inmediatos, una asistencia digital en todo momento para estar a la altura…

Para las organizaciones y sus managers, esta tendencia ofrece la oportunidad de confiar cada vez más las responsabilidades de gestión a unas IA: optimizar las adquisiciones, la logística, la seguridad de las instalaciones y las bases de datos, la selección y contratación, la repartición de las herramientas y los recursos humanos… Todo esto en tiempo real y con la máxima flexibilidad.

 

A cambio de este modelo que marca una tendencia, está la deshumanización de la organización:

¿Los robots harán que los managers motiven mejor?

Como conclusión a la tendencia “Decision Zero” solo podemos dejar algunas preguntas en el aire que surgen tras las interesantes reflexiones:

¿Tenemos en cuenta todas las capacidades que presentan estos algoritmos? Sin importar cómo ni a qué precio, ¿tenemos en cuenta su eficacia y rentabilidad?

La rapidez vertiginosa con la que se encadenan las innovaciones y las disrupciones, la concentración cada vez más importante de los centros de innovaciones en manos de algunas empresas, y la homogeneidad de los puntos de vista y convicciones deben mantenernos en alerta.

Esta tendencia “Decision Zero” a delegar las responsabilidades y decisiones se intensificará cuando la IA se desarrolle para hacerse general.

¿Qué pasará el día de mañana cuando la IA actúe a una velocidad imparable?